La revolución industrial en Inglaterra vio el nacimiento de un nuevo orden social. La burguesía creó un nuevo escalón con una clase económica acomodada que ahora tenía acceso a bienes y productos de consumo.
El escenario se presentaba favorable para el desarrollo del comercio en centros urbanos importantes como Londres o París. Se abrieron pequeños negocios que competían con grandes tiendas ofreciendo todo tipo de productos.
La exhibición en vidrieras e interiores cobró cada vez más importancia. Hasta nuestros días, la situación ha cambiado mucho pero no ha dejado de tener relevancia el diseño de los locales y escaparates para atraer clientes.
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